El panadero y los panes

Autor:  Padre Justo López Melús

 


El apóstol, sacerdote o seglar, corre el peligro de dar consejos, impartir doctrina e instruir en la oración, pero luego no practicar lo que enseña. Sabe indicar el camino, pero luego no lo recorre; prepara un pan delicioso, pero no lo saborea. Ha de empezar por disfrutar ese pan delicioso para despertar el hambre en los demás. Jesús ya se quejaba de los que no hacían lo que decían.

Llegó un beduino a la ciudad y entró en una panadería:
— ¿Son suyos esos panes tan deliciosos?
— Sí, claro.
— ¿Y estos bollos tan apetitosos?
— Sí, acabo de amasarlos.
— Y esas hogazas tan tiernas?
— Todo es mío, totalmente mío.
— Pues, ¿por qué no se los come, señor panadero? Tiene usted cara de hambre. Y, si no le parece mal, podría usted regalarme un pan a mí.










.