Las penas con humor son menos

Autor:  Padre Justo López Melús

 


Hay días que vas a desayunar y cada comensal te trae la noticia de algún terremoto. A veces dan ganas de gritarles: «Por favor, ¿hay alguna buena noticia que comunicar? Se nos va a indigestar el desayuno». Porque es un poco exagerado el cine de aquel director andaluz «to'ér mundo é güeno», pero tampoco es verdad aquello de que «to'er mundo anda mosqueao».

Los andaluces nos dan ejemplo. Siempre supieron echar un pellizco de gracia en las letanías de sus males. Como aquel personaje de Muñoz Seca que, si no podía reír, por lo menos pedía perdón: «M i madre está con el tifus, / mi mujer con pulmonía, / mis hijos con la gangrena... / Perdone que no me ría». Hasta a la muerte la tratan con su gota de humor: «La vida es mal asunto, / porque a lo mejor te acuestas / y te levantas difunto». Y aquellos otros versos: «Qué bonito es un entierro / con su cajita de pino / y su muertecito dentro».