La lección de un perro

Autor: Padre Justo López Melús

 

 

Un maestro sufí explicaba así la fuente de la sabiduría: Una vez vi un perro al borde de un estanque de agua. Jadeaba de sed, pero no se atrevía a beber. Al acercarse veía su imagen reflejada, creía que era otro perro que le amenazaba y huía. Pero la sed apretaba, volvió y se arrojó al agua, con lo cual desapareció el otro perro y bebió a gusto hasta saciarse.

Entonces entendí que lo que impedía al perro saciar su sed era su propio yo. Cuando éste desapareció, el perro consiguió su objetivo. Y ésta es la gran lección: lo que te impide avanzar es tu propio yo. Hay que hacerlo desaparecer. El más pequeño apego a tu yo no te deja avanzar. Si sientes sed constante de la presencia de Dios, no vuelvas nunca a ti. El que renuncia a su yo encuentra a Dios. «Conviene que yo disminuya y que Él crezca» (Jn 3,30).