La estatua abandonada

Autor: Padre Justo López Melús

 

 

El mundo está lleno de tesoros, pero suelen estar ocultos. Sólo los ojos limpios y generosos los descubren. Hay que cortejarlos, buscarlos amorosamente. Hay que buscarlos con interés, pero sin obsesión. Con ilusión, pero sin atolondramiento. La belleza no se entrega al primer intento, hay que merecerla. "En Cristo están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia" (Col 2, 3).

Un hombre tenía abandonada una estatua en un rincón de su cabaña. Un día pasó por allí un hombre culto y quiso comprarla. El dueño se extrañó: "¿Y quién va a comprar esta piedra sucia y descolorida?". "Te doy por ella una moneda de plata...", respondió el otro.

Un día el hombre de la montaña fue a la ciudad. Vio que la gente hacía cola ante un edificio. Un hombre gritaba: "pasen a ver la estatua más bella del mundo por sólo dos monedas de plata". ¡Y el hombre de la montaña pagó dos monedas de plata por ver la que él había vendido por una!