El orgullo lo delató

Autor: Padre Justo López Melús

 

 

Parece que fue el orgullo el que perdió a Adán y a Eva en el paraíso: la pretensión de ser como Dios. Y es el orgullo el que echa a perder a otras personas que, por querer salirse de su status, se inutilizan. Como aquel científico que se reproducía a sí mismo tan perfectamente que era imposible distinguir el original de la reproducción. Un día lo buscaba el ángel de la muerte. Entonces hizo doce copias de sí mismo. El ángel no sabía cuál de los trece era el auténtico y regresó al Cielo.

Pero se le ocurrió una curiosa estratagema y regresó. Se encontró con los trece y dijo al más cercano:

– Debe ser usted un genio para haber logrado tan perfectas reproducciones. Sin embargo, su obra tiene un defecto, un único y pequeño defecto.

Entonces el auténtico pegó un salto y gritó:

– ¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?
– Justamente aquí, en su orgullo –respondió el ángel mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba.