Cadenas de oro

Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD

Sitio del Padre

 

 

  Un lobo flaco encontró a un perro gordo y bien cuidado.

Dime – le interrogó -, ¿en qué consiste que siendo yo más fuerte que tú, no encuentro qué comer y casi me muero de hambre?

Consiste – contestó el perro – en que sirvo a un amo que me cuida mucho, me da pan sin pedírselo, y no tengo más obligación que custodiar la casa.

Mucha felicidad es ésta.

Pues mira – replicó el perro -, si tú quieres puedes disfrutar del mismo destino, viniendo a servir a mi amo.

Convengo en ello – dijo el lobo -, porque más cuenta me tiene vivir bao techado y hartarme de comida que no andar por las selvas. Pero oye, reparo en que llevas pelado el cuello, ¿a causa de qué?

No es nada – repuso el perro -, sólo para que no salga de casa en el día, me atan con una cadena; para que de noche esté velando.

Bien – dijo el lobo -; pero si quieres salir de casa ¿te dan licencia?

Eso no, respondió el perro.

Pues si no eres libre – replicó el lobo -, disfruta enhorabuena de esos vienes, que yo no los quiero, si para disfrutarlos he de sacrificar mi libertad.

El pobre feliz es más feliz que el rico esclavo, porque la libertad es tan estimable como la vida, y vale más que todas las riquezas del mundo.

Esopo




La libertad vale más que todas las riquezas del mundo. “No hay oro suficiente para comprar la libertad.” (Esopo). Dios quiere que seamos libre, como sus hijo, que salgamos de la esclavitud; pero al mismo tiempo sentimos la llamada de lo fácil, sentimos la tentación de buscar la comodidad y vivir en la seguridad para justificar las esclavitudes.

El ser humano no nace libre. Poco a poco va luchando para tratar de conquistar día a día el dominio sobre sí mismo y sobre las cosas exteriores a base de avances y estancamientos.

El camino de la libertad abarca ser “libre de” y “libre para”.

Ser “libre de” los condicionamientos internos: egocentrismo, agresividad, deseo incontrolado de posesión o dominio, etc…y de los condicionamientos externos: dependencia familiar, ambiente, sumisión a la norma, cultura…

Ser “libre para” poder realizar un proyecto concreto, poder transformar la realidad, poder servir y amar, renunciando a cualquier clase de ambiciones.

“Sin libertad, la vida no vale la pena de ser vivida” (Marañón) y mucho menos cuando te condenan a vivir encadenado, aunque sea con una cadena de oro.

Necesito, Señor el sol
Necesito el fuego y el aire

Quiero vivir en la sierra.
Me asfixio y me ahogo en el valle.

Tengo necesidad de Ti.
Quiero ser libre y no vivir en cárceles.

Peri si algún día, Señor,
Me acostumbro a ser un don nadie,
No permitas que hable de vida.
Déjame morir en la cárcel