Dios no tiene manos

Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD

Sitio del Padre

 

 

  Llenos de envidia dijeron los pies y las manos al vientre:

Tú eres el que se aprovecha de nuestros trabajos, y no haces otra cosa que recibir nuestras ganancias sin ayudarnos en lo más mínimo. Por tanto, escoge un de dos cosas o toma oficio de que te mantengas, o muérete de hambre.

Quedó, pues, el vientre abandonado, y al no recibir comida en mucho tiempo, fue perdiendo su calor y se debilitó, con lo cual los demás miembros se enflaquecieron perdieron sus fuerzas y poco después les llegó la muerte.

Lo mismo en el cuerpo humano que en la sociedad, unos miembros sirven a otros y todos se sirven mutuamente. Nadie se basta a sí mismo para todo

Anónimo


Dentro de la unidad que tiene el cuerpo, las manos son símbolo de amistad, de dar, de recibir, de hacer, de construir y de destruir.

En una obra del escritor brasileño Pedro Bloch se encuentra este diálogo:

¿Rezas a Dios? Pregunta Bloch.
Si, cada noche contesta e pequeño.
¿Y qué le pides?
Nada. Le pregunto si puedo ayudarle en algo.


Dios necesita nuestras manos para construir puentes, hacer escobas, triturar la tierra y transformar nuestro mundo. Dios necesita de nuestras manos, de nuestros pies, de nuestro vientre, de todo nuestro cuerpo humano, ya que El no tiene otro y vive en nosotros.

Neruda quería nacer con otros dedos, crecer con otras uñas, comprar en una tienda otras manos, pues las que tenía no le habían servido

“Me declaro culpable de no haber hecho
con estas manos que me dieron…
una escoba…

Así fue:
No sé como se me pasó la vida,
sin aprender,
sin ver, sin recoger y unir los elementos.
en esta hora no niego que tuve tiempo,
tiempo, pero no tuve manos

(P. Neruda).