Seis meses de vida

Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD

Sitio del Padre

 

 

  Un hombre que era cristiano enfermó gravemente. Los médicos le dieron seis meses de vida.

Su primera reacción fue de rebelión contra Dios, porque El permitía eso. De la rebelión pasó a la duda de Dios, y dejó de rezar.

Más adelante recuperó a Dios y comenzó a rezar para que le quitara la enfermedad.

Pero con el tiempo su oración cambió, y rezaba para que se hiciera la voluntad de Dios, cualquiera que fuera el resultado de su enfermedad.

Y hacia el final, su oración era para pedir la gracia de vivir cristianamente su enfermedad, y para que ésta sirviera de intercesión por los demás y para la venida del Reino de Dios.


Segundo Galilea


¿A quién hay que recurrir en momentos en que solo se puede ver el sol a través de una ventana?

En primer lugar a Dios, ya que El es el Señor de la vida (Eclo. 28.9), el médico por excelencia. La actitud tiene que ser de confianza, de fe, pues “Todo es posible al que tiene fe” (Mt. 9.28).

Es difícil orar cuando no hay actitud de abandono.

Se necesita mucha fe para no desesperarse en momentos de enfermedad, persecución, dolor, cruz…

Jesús conoció toda clase de sufrimiento: “deshecho de los hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias” (Is 53.2) “Fue oprimido y humillado y no abrió su boca” (Is. 53.7). Desde la cruz, con fuerte voz dijo:¡Elí, Eli, lema sabachthani! Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? (Mt 27.46). Pero cuando estaba a punto de expirar, pudo exclamar lleno de confianza: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu” (Lc. 23.46).Estas fueron sus últimas palabras.

Jesús, que había cumplido durante su vida la voluntad del Padre, en los últimos momentos repite estas palabras que significan una entrega total y un abandono en sus manos.

Los enfermos conocen también el abandono, el silencio. Conocen además, cómo no, el valor purificativo del sufrimiento; cómo el dolor va llenando de amor tanta vaciedad de sueños y tanto egoísmo.

Sólo quien ha saboreado el dolor, puede entregarse al hermano en disponibilidad absoluta, aunque sólo le queden seis meses de vida.