"Misericordia quiero, y no sacrificio." (Mat.9:13)

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En otras palabras, quería decir: 

"Prefiero que manifiesten amor 
y no que se limiten a cumplir sacrificios y deberes
para obedecer y guardar la ley. 
¡Prefiero verlos amar a alguien, 
y no que sean tan santurrones!"

Los bebedores, las prostitutas, los publicanos 
y los pecadores acudían a Jesús 
en busca de amor y misericordia, 
¡y Él los trataba con ternura y bondad, 
los perdonaba y les daba esperanzas, amor y aliento! 
No iban a ver a los religiosos severos, rígidos, santurrones, 
inflexibles, implacables, exigentes y acusadores, 
¡que les decían que si no eran perfectos irían al infierno!
¡Acudían a Jesús en busca de Su amor, 
misericordia, perdón, aliento y paciencia!
¡El amor tiende un velo sobre innumerables pecados! 
(1Pe.4:8) 
¡Pero algunos son tan mojigatos 
que piensan que nunca se equivocan! 
Si comprendes cuánta misericordia necesitas tú mismo, 
serás mucho más misericordioso con los demás. 
Recordar lo pecadores que somos 
y los muchos errores que hemos cometido 
nos ayuda enormemente a mantenernos humildes
y a evitar ese espíritu de orgullo farisaico 
que nos hace criticar y condenar a los demás. 
Cuando te das cuenta de que tú necesitas 
mucho perdón y misericordia, te muestras 
más dispuesto a manifestar eso mismo a los demás. 
¡Por eso, sé misericordioso! 
Amén