No vale la oración sin la acción
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Se cuenta una historia,
que cierto hombre viajaba
todos los días a su trabajo,
y en su diario trayecto,
veía un mendigo
debajo de un puente,
al costado de la ruta,
que padecía frió,
y por supuesto hambre,
y éste señor cuando pasaba
día a día por ese lugar
al verlo le pedía a Dios
en oración:
"Señor bendice
a este pobre hombre
que está mojándose,
y veo que está cada vez
más débil y peor".
Así,
repetía todos los días
la misma oración,
hasta que un determinado día,
sintió una voz en su mente
que le dijo:
"hombre,
no esperes que lo bendiga Yo.
Para el auto,
y bendícelo tú
con algún alimento o ropa"
A partir de ése día,
este hombre cambió de actitud
con los necesitados.