¡Darse a todos!
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Si tuviera dinero haría caridad —dijo en cierta ocasión una feligresa de Ars, la parroquia de Juan
María Vianney— . El cura preparó un sermón sobre la limosna, y dijo con mucha convicción:
“La caridad no se practica sólo con dinero. Podéis visitar a un enfermo, hacerle un rato de
compañía, prestarle algún servicio, arreglarle la cama, prepararle los remedios, consolarle en sus
penas, leerle algún libro piadoso. ¿Dinero? ¡Ya veis que hay cosas muchísimo más valiosas!”.