Nos quedaremos con los heridos

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Durante la guerra de Crimea, ingleses, franceses y turcos asediaban la fortaleza de Sebastopol, defendida por el ejército ruso. Viendo los rusos que no podían resistir los ataques del enemigo, decidieron destruirla ellos mismos. Se fijó la noche del 8 de septiembre de 1855.
Pero, ¿qué iba a ser de los heridos? Llevarlos a todos en la retirada era imposible, pues se contaban por miles. En ese momento se presentaron al general ruso cinco religiosas católicas, que atendían un hospital, y le dijeron: “Nosotras nos quedaremos con los heridos”.
Así fue. Durante 22 días permanecieron en la fortaleza, convertida en escombros, hasta que el último soldado estuvo muerto o salvado. Cuando abandonaron la ciudad los soldados invasores les rindieron armas.