Con prisas

Autor:

 

 

J. M. Cejas nos relata la historia de un sacerdote recién ordenado. Allá por el año 1927, fue 
destinado a África como capellán auxiliar del Hospital Militar de Alcazarquivir. Cuando celebraba la 
Santa Misa, algunos militares se quejaban de que era demasiado larga:
–– “Pero, Padre, ¿es que no puede ir más rápido?”.
Decidió el sacerdote hacer algo de catequesis y echarle un poco de humor al asunto. Se presentó en 
la enfermería cuando estaban operando pacientemente a un enfermo:
–– “Perdonen, pero creo que van con cierta lentitud…¿No podrían acortar esta operación?”.
–– “¿Acortarla? ¡Cómo dice usted!”.
–– “Eso, acortarla... para que sea más breve”.
–– “Padre, ¡nuestro deber es dedicarle a esto todo el tiempo que sea preciso!”.
–– “Ya comprendo… ¿Y ustedes quieren que yo, que tengo el deber de celebrar bien la Misa, no cumpla 
con el mío?”.