Muchas atenciones conmigo

Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.

 

 

En un teléfono público una señora preocupada le decía a su interlocutor “Esa señora tiene muchas atenciones conmigo, por eso no le puedo fallar”. Parece que esta señora necesitaba hacer algo por alguien a quien le debía mucho y para esto explicaba: “Esa señora tiene muchas atenciones conmigo, por eso no le puedo fallar” sea como sea, me hizo pensar en aquel de quien recibimos tantas atenciones como la vida misma, como la oportunidad de un proyecto; como las mismas cosas que nos permiten realizar ese proyecto de vida. ¡Cuántos beneficios recibimos de Dios! Cuántos bienes, que si bien está en nuestras manos administrar, son siempre dones de Dios. Esta mujer del teléfono público es una persona agradecida y quiere responder a esas atenciones y no quiere fallar. La mueve el agradecimiento y el amor. Cuando San Ignacio reflexiona frente a la cruz sobre el beneficio inmenso recibido por Jesús, el beneficio de la misericordia de Dios que brota de la cruz (donde Jesús padeció tanto por amor a nosotros) se pregunta ¿Yo, que hice, que hago, que voy a hacer por Cristo? Lo piensa seriamente decidido a servir a su Señor Jesucristo, siguiéndolo en los trabajos y en la penas, para poder seguirlo también en el gozo que Jesucristo alcanzó también con su resurrección. 

No lo mueve el interés sino el amor que provoca en nosotros la conciencia del amor tan grande de Dios. Si Jesús se comprometió con nosotros hasta la muerte por amor, merece de nosotros una respuesta. ¿No es así? Mucho más todavía si creemos que Jesús resucitó para siempre de entre los muertos y está vivo. 


Fuente: Reflexiones 21, Misión Jesuita Multimedia - Compañía de Jesús - Argentina