Practicar la cortesía
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En unos juegos Olímpicos de Atenas un ancianito buscaba un asiento en el estadio. Llegando a los
atenienses, nadie se levantó para cederle el sitio. Pasando luego a los espartanos, todos los
jóvenes se levantaron para darle asiento. Viéndolo, los atenienses aplaudieron a los jóvenes
espartanos. El viejecito dijo entonces: “Los atenienses saben lo que exige la cortesía, los
espartanos la practican”.