Lo que se da se recibe

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Hay una anécdota respecto a Churchill y Alexander Fleming. Cuando los dos eran adolescentes, Fleming hacía un paseo en bote por un lago y cayó al agua, pero no sabía nadar. Desde otra embarcación próxima se lanzó a rescatarlo un joven muy resuelto que lo sacó del apuro. Este joven era el futuro primer ministro de Inglaterra, Winston Churchill.
Ya adulto, Churchill se salvó de una grave enfermedad gracias a la penicilina descubierta por Fleming.