El que cargó a Cristo

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San Cristóbal se decidió servir al más fuerte. Y sucedió que un día llegó un niño muy pobrecito, amable e inocente a pedirle que lo llevara al otro lado del río. Cristóbal aceptó con mucho gusto y lo colocó sobre su hombro. 
Pero cuando estaba en la mitad del río empezó a sentir que el agua subía y subía y que el peso del niño crecía y crecía hasta casi doblegarlo y hacerlo hundir. Sólo con inmensos esfuerzos logró llegar hasta la orilla y, al descargar el niño sobre la arena, le preguntó emocionado: 
–– “Dime niño, ¿por qué pesabas tú solo como todo el mundo entero?”. 
Y el niñito le respondió: 
–– “Es que yo soy el creador del mundo. Yo soy Jesús, que he tomado la forma de niño para que tuvieras el gusto de llevarme sobre tus hombros. En adelante te llamarás Cristóbal, porque tú has llevado a Cristo”.