Se recibe lo que se da

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Hubo una gran escasez en esa región y san Benito mandó repartir entre los pobres todo el pan que había en el convento. Solamente dejó cinco panes, y los monjes eran muchos. Al verlos aterrados ante este atrevimiento les dijo: “Ya verán que el Señor nos devolverá con la misma generosidad con la que hemos repartido”. 
A la mañana siguiente llegaron a las puertas del monasterio 200 bultos de harina, y nunca se supo quién los envió.