Confiar en Dios

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Cuenta san Pedro Damiano que había un hombre que quiso realizar, junto a su mujer, una peregrinación a un santuario ubicado en la orilla de un lago.
Durante la travesía, en el bote, el peregrino perdió la moneda que le servía para el viaje. La mujer empezó a refunfuñar, pero el marido le decía que confiara en Dios.
Llegada la hora de comer, pidieron a la gente que les ofrecieran un pescado. 
Y un pescador obsequió a la mujer un lindo pescado para que lo cocinara y comieran. Y he aquí que, mientras la mujer alistaba el pescado, al abrirlo, encontró en el mismo, no solamente la moneda perdida por el marido, sino también una hermosa perla de gran valor.