Si Dios quiere…

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Duns Escotto recomendó a un campesino que se portara bien para que se pudiera salvar. 
El campesino, visiblemente molesto, le respondió: 
–– “Si Dios quiere que yo me salve, aun portándome mal, me salvaré; y si Dios no quiere que me salve, aun portándome bien, no me salvaré”.
El teólogo le preguntó: 
–– “¿Para qué labras, siembras y riegas la tierra? Si Dios quiere que en tu campo haya trigo, aunque tú no trabajes, habrá trigo; y, si Dios no quiere que tú tengas trigo, aunque trabajes y sudes, no lo tendrás”.
El campesino siguió labrando la tierra.