Ojitos de miel

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Caminaba, distraída, por un shopping y, al cruzar el patio de comidas, te vi.
Estabas paradito a un lado de las mesas, esperando.
Ojos de miel, carita morena. Cuando te miré bajaste la vista como esperando el reto.
Seguí caminando, ya más lento. No podía dejar de voltear la cabeza para verte.
Una familia: papá, mamá y tres hijos se levantaron de una de las mesas y arremetiste hacia las sobras de papas fritas y hamburguesas mordidas de Mc Donalds.
Un nudo cerró mi estómago y, de mi garganta, salió como un lamento ahogado.
Tus manitos, chiquitas y sucias tomaban la comida con una total desesperación.
Pensé: "esto no puede ser" y, cuando me dirigía al gran negocio de hamburguesas a comprarte una enorme (sí de 3 pisos) y una Coca Cola extra large y papas fritas, vi que alguien, de uniforme negro, te arrastraba de tu brazo flaquito hacia la puerta de salida.
Y corrí. Crucé a los gritos por entre las mesas, como si hubieran tocado a uno de mis hijos.
"Lo suelta ya" le ordené, y contestó: " está molestando a la gente, tengo que sacarlo a la calle porque, éstos, terminan robándose algo".
Te arranqué de la mano de ese pobre idiota que cree tener poder por un simple uniforme de custodia y le dije: "si lo vuelve a tocar, llamo a la policía". Y lo dejó. "Usted se hará cargo" me dijo, antes de irse.
Y sí, me hice cargo.
Me hice cargo de mi estupidez cuando corría a comprarles a mis hijos, al más mínimo capricho que hacían, aquello que querían tener.
Me hice cargo de mi ceguera. Porque estos chicos están siempre en el shopping, esperando que, alguien, les deje algo de comida en los platos. Comida mil veces manoseada por los chicos que, como los míos cuando eran chiquitos, piden paquetes enormes de papas fritas, para después dejarlas.
Y te sentaste conmigo, ojitos de sol; y pediste la "cajita feliz" porque trae el juguete.
Y si escribo esto ahora sin poder dejar de llorar. Y si les cuento esto a ustedes que me leen, es porque ahora, sola, en mi casa, los ojitos de miel no se me quitan de la mente.
Y yo me pregunto: por qué Dios mío? Por qué?
No siento que haya hecho una obra de bien. No creo que.. bueno.. al menos le di de comer y cumplí.
Me siento impotente, rabiosa, mezquina.
Hubiera querido llevarte conmigo, ojitos de miel. Hasta puedo imaginar tu carita de alegría sumergido en mi bañera, repleta de burbujas de ilusión.
Me hubiera gustado caminar de tu mano por la enorme plaza de San Isidro y hacerte dar mil vueltas en la calesita y que sacaras la sortija.
Me da rabia haber tenido que dejarte solo en el patio de comidas, con el juguete de la "cajita feliz" apretado en tu mano, casi con temor a que alguien te lo quite.
Me hubiera gustado que, este país que, alguna vez, fue hermoso, te hubiera dado la posibilidad de crecer sin pasar necesidades, teniendo una infancia feliz (como tu cajita).
Y, ahora, el domingo, tengo que votar y yo me pregunto: a quién? Quién me asegura que no van a seguir robándose todo y cagándose en la gente? (disculpen la expresión).
Cómo puedo saber si otros tantos "ojitos de miel" van a tener un futuro digno?
Te llevo en mi corazón, ojitos de sol, ojitos de miel, manitos de ángel.
Te tengo tan presente que no pudo parar de llorar.
Dios te acompañe, Dios te cuide, Dios te ayude y ayude a tantos otros niños que están creciendo en la peor de las pobrezas para que, el día de mañana, no se conviertan en delincuentes.
Te tengo en mi corazón, ojitos de miel y creo que para toda la vida.