Sólo Dios 

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Un gran rey cruzaba el desierto. Lo seguían sus ministros.
De pronto, uno de los camellos cayó, rompiéndose el baúl que cargaba. Una lluvia de joyas, perlas preciosas y diamantes cayó sobre la arena.
El rey dijo a los ministros:
–– “Yo sigo adelante; ustedes, señores, pueden quedarse aquí; todo lo que recojan será de ustedes”.
Durante media hora el rey pensó estar viajando solo. De pronto, se da cuenta que alguien lo sigue. Es uno de los ministros.
El rey le pregunta:
–– “¿Qué? ¿No te importan las perlas y los diamantes?, podías ser rico toda la vida”.
El ministro le replica:
–– “Me importa más mi rey que todas las cosas de mi rey”