Buenas piernas

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Hablase un día, en una peña taurina, de lo necesario que era a los toreros estar fuertes y tener buenas piernas. En la tertulia figuraba el gran Belmonte, y uno de los que allí se encontraban, le preguntó:
–– “Y usted, ¿no hace ejercicios?”.
–– “¿Pa’ qué?” –respondió el torero.
–– “A mí no me hace falta, el que tiene que correr es el toro”.