Mientras termino esta vuelta

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Una vez que el embajador de España en Francia fue a visitar al rey francés, Enrique IV, en su palacio del Louvre, por error del introductor de embajadores, se encontró de pronto en los aposentos privados del monarca. El estupor fue grande cuando sorprendió al rey jugando con su hijo y haciendo de caballo. 
También Enrique IV se quedó asombrado de tal aparición, pero sin abandonar su postura de caballo del diminuto jinete, preguntó: 
–– “¿Tenéis hijos, señor embajador?”.
–– “Sí, Majestad”.
–– “Entonces, entendéis bien y sabréis disculparme si os hago esperar mientras termino esta vuelta”. 
Y la terminó.