Arando

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Si es nuestro arar la tierra
y al surco echar el grano,
regarlo con la lluvia
de Dios lo hace la mano.
 
la nieve Dios le manda,
y el sol que lo caliente,
la brisa, el rayo de oro,
la escarcha y el relente.
 
De Dios depende todo:
semilla y sembrador.
Demos a Dios las gracias
por su infinito AMOR.