Coraje
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Hace años la palabra resignación estuvo de moda y era uno de los valores más promocionados.
Tanto que todavía sufrimos los efectos negativos de la cultura del aguante y de una mal llamada bondad, ingenua y acrítica.
Por aguantar hasta lo indecible es que los bobos son manejados por los vivos y los políticos hacen de las suyas.
Por esa resignación es que las mujeres masoquistas quieren tanto al papito lindo que las golpea y las hace sufrir.
Por ese aguante ingenuo es que nunca tocamos fondo y la indiferencia nos impide actuar con coraje y decisión. Bastante falta nos hace un curso intensivo y acelerado de firmeza.
Esa misma que tuvo Moisés para enfrentarse al faraón, que animó a David para luchar contra el rey Saúl y que tuvo Jesús para denunciar a los fariseos.
El vocablo griego de la Biblia para esa firmeza de caráter es "parresia" y sin éste valor nos esperan años y años de corrupción, violencia y miseria. ¿Será que nos resignamos a soportarlas?
Pidamos a Dios coraje. Así cortamos los males de raíz sin dejar que se conviertan en un fuerte roble. ¡Qué el pasar no nos convierta en cómplices!