Cuando

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Cuando escuches, hombre del camino, algo que no te atañe, cállate.


Cuando oigas algo que difama, cállalo.


Cuando mires algo que atemoriza calla.


Cuando te digan algo que la reputación mancha, calla.


Calla mil veces ¡sí! calla... mas para ser justo y decir la verdad, enfréntate a quien la mentira use, a quien difame, envenene y manche a los tuyos.


Cuando recibas el desprecio engreído, usa la vista para leer la oración cuando el necio murmure desprecios cerca de ti, voltea la mirada a un buen libro.


Cuando el poderoso desde su altura de su insolencia pida paso, sube tus ojos a lo alto y mira la grandeza del firmamento.


Mas, cuando alguien aúne su desprecio, su murmuración y su insolencia para destruir tu integridad ¡protesta! Pon valiente tu pecho aunque te atraviesen con la espada por pedir respeto.


Cuando sepas un secreto, no lo divulgues, cuando se te deposite una confesión, no la grites.


Cuando te entreguen una difamación, no la propagues.


¿Y sabes por qué todo esto, hijo mío?
Porque el ser justo, pienso, debe mirar, escuchar y callar lo que los necios exhiben, gritan y blasfeman.
Tuve la oportunidad de conocer a una persona hace días, que fue víctima de un falso testimonio, hecho por una persona que es una mitómana, pero realmente hasta que fueron careadas ambas, los demás se dieron cuanta de que ella mentía, y tal vez no por maldad sino por enfermedad.
Mas sin embargo, mientras se aclaraba la situación, las personas que se enteraron de la mentira, murmuraron, hicieron juicios, y hasta algunas llegaron a condenarla.
Que importante es no hacer juicios de las personas que nos rodean, muchas ocasiones, vemos algo, que creemos ver, escuchamos algo que no nos consta que sea cierto, pero al divulgarlo, ponemos en riesgo la integridad, el honor y a veces hasta la vida de personas inocentes.
Recuerden siempre que cuando divulgamos algo que no es cierto, es como la anécdota de aquella mujer, que llega con el sacerdote y le dice, padre me acuso de que hablé mal de mi amiga, les dije a unas personas que ella había robado un dinero y no es cierto.
Y le dice el padre, mira hija te voy a dar la absolución, pero como penitencia, te voy a pedir que vayas al centro del pueblo y tires toda el agua que hay en la fuente y luego la recoges otra vez toda.
La mujer le dijo al padre: padre eso es imposible.
Pues así de imposible es la reparación del daño que le has hecho a esa persona.
Por eso hay que cuidar mucho nuestras palabras y callar lo que hemos visto y oído si esto perjudica a alguien.
Pero enfréntate a quien la mentira use, cuando se trate de defender el honor de una persona.