Cuando pediste mi Si
Autor: P. Zezinho
Yo estaba pescando, pero no sé dónde;
rezando, pero no sé en qué parte;
caminando pero ya no recuerdo el camino;
buscaba agua, ya no recuerdo en qué pozo;
cobraba impuestos... ya olvidé de quién;
estaba bajo una higuera: lo que hacía, no lo digo;
servía a otro profeta, pero te esperaba a tí.
Cuando pediste mi Sí,
yo era un obrero en busca de un empleo fijo,
un desocupado a la espera de un contrato;
un vagabundo un poco descreído del valor de la vida;
un hombre a la espera de un motivo.
Llegaste y dijiste tranquilo: ven.
Dudé y me repetiste: ven conmigo. Sígueme.
De todos modos, yo no iba a ninguna parte...
Entonces resolví seguirte.
Ahora no sé bien hacia dónde voy,
pero me basta el motivo: Sé con quién voy.
Cuando pediste mi Sí,
de una cosa estaba seguro:
necesitaba un camino diferente.
Y tú aceptaste ser mi camino,
Pensé ... ¿Por qué no tomarlo?
Y me uní a tí.
Un poco de todo lo que yo hacía, quedó.
Sin embargo, todo lo que había hecho
debió ser repensado y rehecho.
Los amigos me preguntan si valió la pena.
Yo respondo que sí.
Cuando me dijiste: Ven.
Yo fui.
Y sigues diciendo Ven.
Y yo sigo caminando.
No eres un camino fácil.
Pero si te abandonara,
¿hacia dónde iría?
Entonces me quedo.
Y descubro que es bueno quedarse.
Y seguir caminando.