Denles ustedes de comer

Autor: Padre José Luis Hernando

 

 

Paz y bien para todos.

Quiero comenzar esta charla con unas palabras del evangelio de Mateo, "Al ver que la noche se venía encima, los discípulos se acercaron a Jesús, y le dijeron, 'Estamos en despoblado, y es muy tarde. Despide a la gente para que vayan a las aldeas y compren algo de comer.' Pero Jesús les contestó, 'No hace falta que vayan a comprar nada; ustedes son los que tienen que darles de comer.' Y ellos replicaron, 'Solo tenemos cinco panes y dos peces.'" Es palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Tomando del evangelio de Mateo, capítulo 14 esta narración del milagro de la multiplicación de los panes, quiero imaginarme que en aquel momento caía la tarde, y la gentes estaban lejos de todo, de sus casas, de sus familiares, de las aldeas vecinas. Llevaban todo el día caminando. Se les veían vientos.

Los discípulos se dan cuenta de todo lo que pasa. Ellos mismos también sienten el hambre en sus estómagos vacíos. Por eso se adelantan a Jesús y le dicen que despida la gente, que les mande ir a las aldeas de los alrededores para comprar algún alimento antes de se eche la noche. Y aquí es cuando Cristo cambia el rumbo y el sentido del pensar de aquellos discípulos y de cada uno de nosotros.

Jesús contesta, "No tienen que ir a ninguna parte a comprar nada. Ustedes son los que tienen que darles de comer."

Como ven, hay una diferencia entre "comprar" y "dar". Nosotros, todo lo resolvemos con comprar. Vivimos en una sociedad de compraventa. Vivimos en un mundo donde tiene todo un precio y un valor. Eso de dar y de darse es para un grupo insignificante y altruista de gente medio loca. Pero, aquí, nadie da nada por nada, y todo hay que pagarlo. Por eso el dinero es un valor supremo, con el que creemos poder conseguir todo.

El oro, el moro, el cielo, la tierra, la vida, y la salud, pensamos que se puede conseguir a base de dinero.

Y ya ven, a la sugerencia normal y práctica de los discípulos sobre el ir a "comprar", repito la palabra, "comprar" alimentos, Jesús Se sale con una ocurrencia que simple vista nos puede hacer reír usando la palabra "dar". "Nadie tiene que ir a comprar nada. Ustedes son los que tienen que darles de comer."

La gente esta en descampado. Han prescindido de toda las seguridades o comodidades que les ofrecían sus casas, sus hogares. Realmente están a plena intemperie - no tienen techo, no tienen luz. Pues avanza la noche, no tienen comida ni donde conseguirla. Talvez es la situación mas propicia para escuchar la voz de Dios sonando en lo hondo de cada corazón.

Por otro lado, Dios conoce bien lo que somos y los que necesitamos. Si ellos han prescindido de todo por seguirle y escucharle, Dios no los va a abandonar ahora. El milagro de la multiplicación de los panes y los peces es un signo de que ha llegado los tiempos mesiánicos.

El Mesías viene a dar respuesta a todas las necesidades humanas. Viene a vivir todas nuestras posibilidades y situaciones. Cuando los discípulos proponen una solución, mandando a la gente a comprar alimentos, inmediatamente Jesús piensa que el excesivo valor al dinero estaba arruinando la religiosidad de Su pueblo.

Un ejemplo palpable estaba en el templo, donde el culto se había convertido en un tremendo negocio. Jesús nos trae un mensaje de libertad y de liberación. Nos quiere librar del apego, del peso a que nos sometemos bajo la preocupación de las cosas materiales.

Y por eso repito, una vez mas, contrapone el comprar y el dar. Dios Creador es el primer Dador, el primer Providente. Crea la tierra, las plantas, las aguas, los mares, los animales, y todo lo pone a nuestra disposición. Nos lo entrega gratuitamente, generosamente.

Pero nosotros nos hemos ido adueñando de todo esto y lo hemos puesto precio. No queremos imitar al Dueño del universo; hemos establecido un nuevo sistema o proceso que trata de vender y de comprar y, de esta manera, creamos un sistema de dependencia.

La vida, el alimento, la salud, el bienestar, ya no están al alcance de los seres humanos. Queda en las manos de los que tienen el poder y, por tanto, queda también la vida manipulada y manejada por los poderosos, por los que tienen para vender.

Por eso las palabras de Jesús a sus discípulos son tremendamente desafiantes. Entonces y hoy ustedes los que tienen que darles do comer. Es como si dijese, "Mi sistema de remediar los problemas del mundo es diferente al vuestro, al de vuestra sociedad de consumo." La solución está en las manos de todos, sobre todo, en el corazón. No se trata de dinero.

Cuantas veces el dinero mal administrado, puestos en manos egoístas, ha hecho que el problema sea mayor, pues, al hambre del pueblo se ha añadido el odio y la guerra ante la injusticia o la mala distribución de los bienes públicos.

"Denles ustedes de comer," es una llamada a la aportación generosa de todo el mundo, dando, de acuerdo a lo que se tiene o se ha recibido. Es una llamada a buscar soluciones mas efectivas para remediar tantos males que viven las multitudes de nuestra sociedad.

Ningún sistema político, económico, o social podrá remediar los problemas del mundo mientras tal sistema no llega al corazón de los humanos, haciéndoles ver que Dios es el Padre, es el Creador de todo y que los humanos somos Sus administradores.

Pero mientras prevalezca la ley del mas fuerte, o del mas cómodo, o del mas rico, o del mas vivo, o del mas sin vergüenza, mientras sigamos pensando en términos de dólares y centavos, seguiremos sin resolver el problema, la enfermedad, la pobreza, las desigualdades, o las injusticias.

Que hacen los discípulos ante la invitación de Cristo? Es lo mismo que haríamos tu y yo, se pusieron a trabajar, manos a la obra. Y pusieron en las manos de Jesús lo que tenían. Era poco, aparentemente nada, para remediar de miles de personas. Pero era todo lo que tenían - cinco panes y dos peces. Y esto es suficiente para Jesús.

Esto es lo que buscaba el Mesías, lo que sigue buscando en cada uno de nosotros, "compartir todo lo propio". Esto es lo que hace posible el milagro de la paz, de la convivencia, de la amistad, del amor, de la confianza de unos en otros. Esto es lo que hace posible que Dios ponga todo lo demás. Cuando los humanos hacemos nuestra parte y la hacemos, Dios hace todo lo demás.

No importa que nuestros medios sean pobres. Lo importante es que sean todos. Jesús hará lo demás.

Tengan todos mucha paz y mucho bien.