Dichoso quien trabaja en lo que le gusta

Autor: Marcel Reich-Ranicki

 

"Yo trabajaba desde la mañana temprano hasta tarde de noche, parte en la oficina del periódico y parte en casa. No tenía prácticamente ni un fin de semana libre. Las vacaciones a las que tenía derecho las tomaba solo en parte y a regañadientes. Trabajaba duro, muy duro. ¿Por qué lo hacía? Nadie esperaba que yo lo hiciera, y nadie me lo pedía. Muchas cosas de las que hacía ni siquiera necesitaba hacerlas yo mismo; podría haberlas delegado. ¿Para qué, entonces, este gran esfuerzo, esta incesante esclavitud?

¿Para servir a la literatura? Sí, desde luego. ¿Era mi ambición el continuar la tradición de la presencia de judíos en la historia de la crítica literaria alemana manteniendo un puesto adelantado ante los ojos del público? También. ¿Tenía mi pasión por escribir algo que ver con mi deseo de encontrar un hogar intelectual como creí haber encontrado en la literatura alemana? Sí, y quizá más de lo que yo me imaginaba.

Todas esas respuestas son correctas, y sin embargo ninguna de ellas da en el blanco. Si he de ser honesto, tengo que admitir que tras mi adicción al trabajo, porque eso es lo que era, no había otra cosa que el placer que mi trabajo en el periódico "Frankfurter Allgemeine" me daba día a día. Mi afición y mi trabajo, mi pasión y mi profesión, coincidían por completo."