El corazón sin las manos, no sabría hablar ...

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¿Cuánto valen nuestras manos?
Cuando llegamos al mundo,
nuestro primer contacto es con un par de
manos suaves que nos reciben
"del regazo de nuestra mamá."
Las manos, son las palabras del corazón.
Aman, odian, toman o dan, golpean o acarician. 
Las manos de mamá!, las manos de mamá!
calmando el dolor de la caída al correr...
secando las lágrimas después de un reto. 
Las manos que se estrechan al saludar,
al hacer una amistad, es un gesto universal!
Las manos de tu amiga jugando a la mancha,
las que agitando te decían Chao, hasta mañana!
Las que acompañan a tus labios
cuando a lo lejos tiras un beso.
Las manos del kiosquero
que te daba un caramelo más!
Las manos que hacen música.
Las que con increíbles caricias hacen
brotar de una guitarra las más bellas melodías.
Las manos del cartero que nos trae la noticia esperada.
Las manos, las manos del amor,
que acarician suaves y curiosas rincones
escondidos descubriendo la belleza del compartir.
Las manos que aman sin sonidos,
sin miradas, las que abiertas solo te
ofrecen y cerradas no quieren dar.
Esas mismas manos que te golpean
y lastiman con fuerza en el cuerpo,
sufriendo ellas mismas por hacerlo.
Las manos que nos dan protección,
las que modelando crean arte,
las que amasando nos alimentan con pan.
Las manos en el acto de bendecir,
las manos en el acto de perdonar.
Las manos son los sentimientos del corazón.
El corazón sin las manos no sabría hablar!
Las manos que curan con la energía sanadora,
vehículos del infinito amor de Dios.
Las manos, la expresión del amor,
el corazón en franca conversación,
cuando se trata de dos.
Las manos que marcan y guían
el camino como la brújula al norte.
Las manos que pueden leer, porque no ven,
o las que hablan sin voz.
La paz en las manos abiertas hacia arriba.
Dame tu mano y tendrás mi corazón.
Toma mi mano y tan sólo sírvete de ella lo que quieras.