El Humor de Jesus

Autor: Padre José Luis Hernando

 

 

Paz y bien para todos.

 

Hace unos días leía una breve entrevista que hacía un periodista a una buena mujer, que él se imaginaba que había estado durante varias horas dada por muerta y que había resucitado después. Y al regresar a la vida, el periodista le preguntó, "¿Usted vio a Dios?" Y la resucitada dijo: "sí, no se me olvida eso". ¿Y cómo era? En ese momento tardó mucho en responder la resucitada y como si no consiguiera resumir algo muy grande, al final dijo, "alegre". "¿Alegre?" "Sí, Dios es alegre. Así lo vi." Y esto me da pie para seguir en el tema que he tratado durante varios días sobre el humor. Pensar que Jesús tiene humor y pensar que Dios es alegre.Eso está en contra de lo que un día un predicador bastante equivocado dijo que en la Biblia veíamos a Cristo llorar muchas veces, pero que nunca le habíamos visto sonriendo. Lo cual nos hace pensar que este predicador nunca había leído la Biblia. Comenzando por el Profeta Isaías, está anunciando que va a nacer un Mesías. Y cuando nos presenta el retrato del Mesías, dice que vendrá lleno de gozo, porque no será triste. Y precisamente Cristo es anunciado su nacimiento entre cantos de alegría. "Les traigo una buena noticia, una alegre noticia".Yo creo que se ha escrito muy poco y se habla también poquísimo sobre el humor de Jesús. Y en este ratico que voy a estar con ustedes me atrevo a abordar el tema. Yo no me imagino que Jesús, siendo una persona serena, llena de paz, valiente, directo en su mirada y en su palabra, pues no tengan también una gran característica que es la del sentido del humor. Nosotros vemos a Jesús transparente en la humildad de su corazón. Compasivo en sus sentimientos, orando, escuchando, curando, enseñando. Pero, repito, ¿qué poco se lo imaginan a Jesús riendo? A ti que me estas escuchando, ¿alguna vez te has imaginado que Jesús se reía? Y es que muchos sólo conocen el Cristo desgarrado de la cruz o el airado del látigo, que les encanta a algunos para justificar, pues la ira y los latigazos que lanzan contra los demás. Muchos se olvidan que el Cristo vivo y resucitado vivió un día su dimensión humana compartiendo y conviviendo con otros humanos. "Se hizo en todo semejante a nosotros, menos en el pecado", nos repite Pablo.Hay cristianos que no se diferencian mucho de los escribas, de los fariseos del tiempo de Jesús. Son los que criticaban y usaban o acusaban a Jesús de ser un comilón, un borracho, amigo de publicanos y de pecadores. Lo pueden ver en el Evangelio de Lucas, el Capítulo 3, verso 34.Todavía hoy tenemos cristianos, que si por ejemplo, voy a poner un ejemplo, ven reír a un Sacerdote o escuchan de su boca un buen chiste, pues unos se escandalizan, otros se maravillan y no faltan los que dejan salir el veneno de su crítica. Y todos ellos se extrañan de que el Sacerdote pueda ser una persona normal y alegre.Yo me pregunto, ¿pero es que para ser un buen cristiano, hay que andar con la mirada perdida en el infinito y el cuello inclinado, retorcido de tanto rezar o de darse golpes en el pecho? Por favor, escuchemos las palabras de Jesús, "no anden con cara triste, como los hipócritas que desfiguran su rostro para que todos noten que están ayunando". No me dirán que la frase de Jesús no tiene su buena indirecta y su buen sabor de humor. Total que a Cristo, según esta frase, le causaba mucha gracia el afán que tienen muchas personas de estar poniéndose disfraces, aparentando que están ayunando. Como si la vida fuera algo así como un baile trágico de Halloween. 

 

Cristo se llena de un tremendo humor cuando llama chiquillos inmaduros, a los letrados de su tiempo y hasta les recita unos versos que se gritaban los niños mientras se peleaban en sus juegos de la plaza. Les decía, "les hemos tocado el arpa y no han cantado, les hemos tocado la cítara y no han bailado, pero entonces qué es lo que ustedes piensan, les dice Jesús, no hay quién les entienda. Ustedes son más inmaduros y más chiquillos que los niños que están jugando a esos juegos tradicionales en las plazas y en las calles. Ahora en otras ocasiones Cristo usa otro vocabulario. Son palabras mayores cuando empieza a decirles "sepulcros blanqueados, raza de víboras", que por un lado aparentan una cosa y por otra esconden la podredumbre de sus sentimientos. Así que Cristo era un hombre bien sincero y era también un alguien lleno de un gran sentido del humor. Y por supuesto era el Mesías que va a ser anunciado o que fue anunciado entre las alegrías de los cantos de ángeles diciendo les traemos una gran alegría, una buena noticia, les ha nacido el Salvador. Cuando una persona ve el lado cómico de situaciones difíciles. Pues admiramos a esa persona por su humor y hasta decimos que no se le va nada, que está en todas. Pues yo no puedo imaginarme a Jesús yendo por el mundo con una camarita, que sé yo, tomando fotografías para después ver a quién escogía para ser sus discípulos, si tenía imagen o no tenía. Me lo imagino más bien con algo mucho más importante y más caro hoy. Pero que Cristo no lo necesitaba en aquella época porque lo tenía, por su propia naturaleza divina. Jesús iba con unos potentes rayos x o unos modernísimos "ultrasounds", tan efectivos que descubría inmediatamente todo lo que pasaba y pasa por la mente y el corazón del ser humano. Nosotros siempre estamos preparados para fingir una sonrisa, para salir bien en la fotografía y realmente reímos como payasos aunque a veces el corazón esté llorando. Para mí yo creo que es un gran consuelo que me conforta saberme conocido y querido tal como soy, por el mismo Cristo que me salva y que me ama y que me perdona. Muchas veces Jesús tuvo que acudir al humor para no desanimarse ni desanimarnos. Sobre todo para no desanimarse ante tanta limitación humana. Basta pensar en Simón, a quién él nada más que le conoce y le llama Pedro. Tú ya no te llamarás Simón, sino Pedro, que significa piedra. Y no me dirán ustedes que Simón no demostró desde el principio que era tal piedra, tal fundamento. De esto último de ser piedra, tenía muy poco al principio y hasta el final, pues seguía limitado, frágil, mudable y pecador. Fíjense bien, por la mañana se declaraba seguidor incondicional de Jesús: "iré donde tu vayas, daré la vida por ti"; y a los pocos minutos al mediodía trataba de disuadir a Cristo en su plan salvador: "no se te ocurra Maestro, ir a Jerusalén". Jesús le tuvo que decir apártate de mi Satanás porque tú estás hablando como un ser humano y no entiendes los caminos del Mesías. El Jueves Santo está decidido a dar la vida por su Maestro y qué pasó el Viernes Santo por la mañana, al amanecer, antes de que el gallo cante ya le había negado tres veces a Jesús. Y después de este incidente, Jesús le debió mirar con tal amor, mezclado en un real humor, que la vida de Pedro cambió totalmente. Así describe Lucas este incidente. "Aún estaba hablando Pedro, cuando cantó el gallo y el Señor se volvió y le miró y Pedro salió fuera y rompió a llorar amargamente". Está en Lucas, el Capítulo 22, versículo 60 al 62.¿Qué querría decir aquella mirada? Yo creo que todos nos lo podemos imaginar, pero Pedro hasta cuándo vas a estar metiendo la pata. Por favor, basta ya. Y en la mirada con humor, iba cargada de perdón. El humor se hace redentor y saludable cuando nos lleva al propio descubrimiento, aunque sea en forma cómica y desconcertante. Lo expresamos convencidos cuando al conocernos decimos, pero qué tonto soy, pero que es lo que yo pienso de la vida. Cristo lo mismo que hizo con Pedro, nos lleva a nuestro propio conocimiento. Su sonrisa y su mirada nos acerca a él y a nuestra más íntima realidad. Ahora podemos entender eso de que la línea más corta entre dos personas, es una sonrisa. Y como Cristo es una persona, es alguien que vive, pues yo me relaciono con él en forma íntima y personal. El humor de Dios hace que nos reconozcamos frágiles, pecadores, limitados, y él al mirarnos y tocarnos nos hace sentirnos curados y perdonados. La frase es de Proverbios 17-22, que vale más que muchas recetas médicas. "Un corazón alegre es la mejor medicina, pues un espíritu abatido termina por secar los huesos.

 

Tengan todos mucha paz y mucho bien.