El Inventario

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Aquel día lo vi distinto. Tenía la mirada enfocada en lo distante. Casi ausente. Pienso ahora que tal vez presentía que ese era el último día de su vida. Me aproximé y le dije:
Y él extendió su silencio. Me senté junto a su sillón y luego de un misterioso instante, exclamó:
Luego, su mirada se hundió aún más en el vacío. Y continuó:
Luego de un breve silencio, regresó de su viaje mental y mirándome a los ojos me dijo:
Y luego, con cierta alegría en el rostro, continuó con entusiasmo y casi divertido:
Movió su cara de lado a lado, como reacción a mi respuesta errada. Me miró intensamente, como remarcando el momento y en tono grave y firme me señaló:
Al día siguiente, regresé temprano a casa, luego del entierro del abuelo, para realizar en forma urgente mi propio inventario de las cosas perdidas