El no lo recuerda

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Había un hombre maduro de 41 años llamado Juan, que un día me dijo que había cargado consigo y mantenía en secreto un pesada carga por un error cometido hacía muchos años atrás. Cuando tenia 21 años había cometido el "grave error". A nadie nunca se lo había compartido, pero él se había arrepentido de más. Aún así, el llevaba el gran peso de la falta de perdón a si mismo, que no podía
comprender la raíz de su situación.

Su carga era pesada y vivía su falta aún que en muchas ocasiones se había enfrentado con las enseñanzas bíblicas sobre el perdón, el arrepentimiento y la libertad que eso nos trae.
El lo sabía, pero entendía que esa verdad no le era suficiente a él.

Una mujer anciana que el conocía, compartía en su iglesia sobre algunas visiones donde Dios le hablaba directamente a ella. Aunque al principio era escéptico de sus declaraciones, poco a poco empezó a ver signos de un don verdadero cuando la anciana le pudo dar a varias personas unas respuestas llenas de luz sobre asuntos de su vida privada.

Por fin, un día Juan se animó y le pidió lo siguiente:

La próxima vez que le hable a Dios, podría usted preguntarle a El, que opina del error que yo cometí hace años?
La anciana le dijo con gusto que lo haría.

Pasados los días, ella se encontró con Juan y éste con ansia le preguntó:
"¿La visitó Dios estos días pasados?"
- Ella le dijo que si!
"¿Y usted le preguntó sobre el error había yo
cometido?"
- Si! Le dijo ella.
"¿Y que le contestó Dios?"
- Ella le respondió: Me dijo que no lo recordaba.


Probablemente tú estas llevando una carga pesada de hace años o tiempo atrás. No has encontrado la verdadera libertad que una confesión en arrepentimiento delante de Dios te puede dar.
Es necesario entender que no hay error por más grande que este sea que Dios no pueda perdonar y una ves confesado y no nunca lo recordará.

Nosotros debemos perdonarnos de la misma forma.
Solo hace falta estar genuinamente arrepentido (Un arrepentimiento genuino, simplemente es desear no volver a cometerlo y asegurarse de hacer algunos cambios para no volver a cometerlo), y una vez hecho esto, deshacernos de la carga en el confesionario.
Tal vez lo recordarás, de vez en vez pero no te será una carga pesada.

No tiene sentido llevar una vida sin perdón, sin perdonarse uno mismo. Una vida así, es una vida llena de amargura, sinsabores y desgracia.
Al ir viviendo de esa manera, con el tiempo el corazón se endurece y lo que era una carga se hace parte de nosotros mismos, vamos viviendo con un sobrepeso que no se ve, pero se siente en lo mas profundo del corazón.