El reencuentro 

Autor: David Escobar Galindo




No te encontraba, Dios, desde hace tanto. 
Es cierto: te rezaba, te pedía; 
pero eso es sólo la ansiedad que envía 
sondas de luz desde el vital quebranto. 

Hallarte es otra cosa. Es otro encanto, 
otra necesidad. Y hasta diría 
que es la más entrañable fantasía: 
gozar de tu memoria el adelanto. 

Y eso es lo que hago ahora: te disfruto, 
sin la intimidación del absoluto; 
ya puro corazón que te consume. 

Sorbo tu voz y tu silencio, a una. 
Y, sin pedirlo, tengo la fortuna 
de respirar a ciegas tu perfume