En 24 horas pudo haber ganado un pueblo

Autor: Marcelo Bravo

 

 

Hubo un misionero en el siglo XIV que tuvo la oportunidad de lograr la mayor conversión del mundo. 

Todo comenzó en sus años de convento. Tenía grandes deseos de evangelizar a las almas y estaba lleno de alegría pensando que pronto saldría a predicar y a evangelizar. Pero Dios le probó. Su día de partida se comenzó a alargar y parecía que nunca llegaría. Pero él pensaba en salir para decirse que sería un apóstol y que daría testimonio a miles de almas, pero sólo cuando saliera a predicar. Sin embargo, esta larga espera menguó su celo. Llegó por fin el momento de embarcar rumbo al lejano oriente. Se estableció en una pequeña ciudad de unos 300 mil habitantes, y se encontró con un antiguo sistema donde había un emperador. Este misionero ya en el trabajo apostólico fue recuperando sus ánimos que habían sufrido las resquebrajaduras de la prueba. Se dio cuenta de que si ganaba al emperador, éste podía convencerlos a todos e implantar el cristianismo que sería bien acogido. 

Entonces se decidió ir a él y le explicó la verdadera fe. Convenció al emperador, pero le dijo: “Bien, déjame pensarlo y te lo diré mañana”. 
Al día siguiente fue con ilusión, pero el emperador le dijo: “Mañana te lo diré”. 
Volvió al de nuevo pero recibió la misma respuesta; y así fueron pasando los días. En el interior del misionero se volvieron a abrir las heridas de la prueba anterior, y fue perdiendo poco a poco la esperanza de convertir al emperador y a pensar en otras cosas. Sin embargo, el emperador un día se dijo: “Realmente me ha convencido la constancia de la fe de este misionero, si vuelve a venir, le diré que estoy interesado en su fe y que me convence”. 

Pero al día siguiente... no fue el misionero con el emperador, pues pensó que le diría el mismo: “Mañana te lo diré”. Sólo le quedaba un día para vencer. Si hubiese resistido 24 horas más... pero aquí faltó un apóstol que pensara en las almas. Después siguió trabajando con las almas pero... perdió a un emperador y con él a todo un pueblo... porque faltó un apóstol 24 horas más.