Fe de obras

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Hay una profunda diferencia entre estas dos clases de fe: Creer en alguien o creer en algo. 

La fe que salva, que cura y que da poder es una fe centrada en Dios como ser, más que una fe doctrinal. 

Es una fe que nace de una relación amorosa con Dios y que se refleja en buenas acciones y una vida correcta. 

Una fe viva es la fe que da fuerzas en las crisis y no se tambalea tan fácil cuando llegan las penas. 

Todo lo contrario de lo que pasa con una fe superficial y ocasional que se cae como árbol sin raíces en la tempestad. 

La fe actuante que yo necesito es aquella de la que habla así el apóstol Santiago en su carta: 

"Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta". 2, 26 

Con una fe viva puedo alejar los temores, puedo confiar y puedo esperar días mejores lleno de optimismo.