La lámpara

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Encendí mi lámpara un día
con mi experiencia
y luego de un tiempo la apagó
la luz de la experiencia de los otros.

Encendí mi lámpara un día
con la seguridad de mi carácter
y un contratiempo llenó de tristeza
mi vida y la apagó.

Encendí mi lámpara un día
con mi buena situación económica
y una caída en picado
en los valores
la apagó sin darme cuenta.

Encendí mi lámpara un día
con la seguridad de una situación
familiar estable
y un día la muerte la apagó
con la marcha de un ser querido.

Encendí mi lámpara un día
con mis posesiones materiales
y un incendio arrasó todo
y no ha quedado nada.

Encendí mi lámpara un día
con mis amistades
pero se apagó
porque un día me traicionaron.

Traté de encender la lámpara de mi vida con pasarlo bien,
pero enseguida la apagó la luz del hastío.

Traté de encender la lámpara
de mi vida
viendo la naturaleza
pero un incendio veraniego
también la apagó.

Igual que Pedro me he preguntado
¿A quién iré?
Solamente Jesús puede encender
la luz de mi vida con su presencia
y es indudable que nada ni nadie
la podrá apagar,ni siquiera la muerte, pues mayor es el poder
de quien la encendió.

Por cierto,
¿Ha encendido Cristo la lámpara de tu vida o vives a oscuras?