La mujer ideal
Autor: Frank Crane




La Mujer Ideal es amable. Puede no ser bella de rostro, pero tiene gracia, encanto.


Atrae a los hombres como atrae el sol a los planetas.

 

Su poder es hondo, cósmico, tan fuerte y misterioso como el de la gravitación.


Es la encarnación de los estímulos humanos.


Es apasionada, y su pasión es inflexible leal.


Toda la moralidad acumulada de siglos y siglos se concentra en su amor.


Se une intensamente a la persona amada; no por servilismo sino por lealtad.


Es feliz de niña, contenta de esposa, gloriosa en la maternidad.


Está orgullosa de ser mujer. No quiere ser hombre.


Tiene inteligencia. En cada crisis, su esposo se guía por el instinto de ella.


Posee carácter. Modela insensiblemente la naturaleza de sus hijos.


Es el rosal florecido en épocas de alegría. Es la torre inexpugnable en los tiempos adversos.


Su sonrisa es como una recompensa del cielo. Vale más que el oro.


Es inteligente como ningún hombre lo es; valerosa como nadie.


Su misión tiene esa clarividencia que no le ha sido otorgada a hombre alguno.


Es variable como el agua, pero como el agua del manantial eterno, del eterno océano: siempre cambiando, pero siempre fija.


Es la mejor herencia del mundo que pasó; la matriz del mundo que vendrá.