La personalidad de Jesús

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Esta es su ficha. Su nombre es Jesús de Nazaret, pero su nombre de guerra es Jesucristo. Tiene treinta años y al parecer no tiene domicilio, ni le preocupa demasiado. Trabajó como carpintero, pero la gente dice que se dedica a "hacer el bien". Nada se sabe de su físico, pero parece que el dato carece de importancia. El suele decir que por los frutos se conoce la identidad de la persona. Su preocupación máxima son las personas, su alegría son ellos, como también su debilidad y su razón para vivir y para morir. No le queda tiempo para ningún hobby.

Para el pueblo se trata de: un hombre completamente libre.
Los jefes le echan en cara que no guarda la ley ni el sábado.
Solamente reconoce una ley: la del amor.
Un hombre comprometido que repite con insistencia que hay que cambiar muchas cosas.

Es consecuente, y va hasta el final: amar hasta dar la vida.
Es un hombre cuestionado, perseguido y discutido: no convence a todos.
Lo acusan de glotón y borracho, de revolucionario y demagogo de las masas, agitador y peligroso.
Deciden matarlo. A pesar de que el pueblo está con El, le condenan y es ejecutado. Pero al tercer día resucita.
Dicen que su victoria es la de los hombres, que con El pasamos de la muerte a la vida.

Su delito: ser el gran Maestro del amor.
Ama piadosamente, especialmente a los más desgraciados: pecadores, pobres y enfermos...
Ama durante toda la vida hasta el extremo, hasta la consecuencia y locura de morir por los que ama.
Su amor no excluye a nadie. Para los que lo sigan trae una ley nueva: la del amor.
Ley que no es invitación, sino mandato irreversible.

Su estilo: es una persona de un equilibrio admirable; combina admirablemente energía y suavidad; prudencia y sencillez. Sólo una vez se enfada.
Tiene ideas muy claras sobre la justicia.
Su concepción de la violencia es nueva y original: violentarse uno a sí mismo, es el camino para violentar a los demás y cambiar las cosas.

Insiste en que todas las vidas tienen la misma meta: servir.
Y repite, hasta ponerse pesado, que no ha venido a ser servido, sino a servir, y dice además -palabra de honor- que el secreto de la felicidad está en el servicio.
Tiene una gran pasión: Perdonar.

Su persona: es terriblemente humana, hasta en los detalles más elementales y corrientes: come, bebe, se cansa, habla, cura, reza, se compadece... aparentemente en nada se diferencia de los demás.

Su secreto: es hombre y Dios. "Dios con nosotros".
Jesucristo es el amor de Dios que llega hasta los hombres.
Dios ya no es un solitario. Dios es Amor.
Dios es familia, forma un Nosotros.
Por eso el hombre llega a Dios únicamente por el amor, formando comunidad.
Cuando más amamos, más "nosotros" formamos y más entramos en el nosotros de Dios.

Su llamada: para seguirle hay que aceptar el escándalo de frases tan
revolucionarias como: "Ámense los unos a los otros" y "perdona a tus enemigos"
Hay que comprometerse sin regateos, codo a codo con los demás hombres, porque el Señor se encuentra en esa andadura esperanzada de la vida. De la vida que se da, no de la que se retiene egoísticamente para sí mismo.