La tribu
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Había una tribu que moraba en las profundidades de una caverna. Dicen que esta tribu quedó presa en la oscuridad, la humedad y la ausencia de perspectivas. 

Después de muchos años, décadas y siglos, un grupo de esa tribu con inquietudes, descontentos con aquella oscuridad, aquella humedad sin perspectivas, prepararon sus mochilas y resolvieron recorrer el interior de la caverna. 

Al cabo de una semana de viaje, pasando por lugares estrechos, ríos profundos, luchando con monstruos feroces, ellos vieron un punto luminoso y se dirigieron a él: el que hoy llamaríamos “la boca de la caverna”: 

Al llegar a ese punto, quedaron boquiabiertos, maravillados de ver todo aquello que nunca habían visto: la luz, el calor, el sol, los pájaros. Todas aquellas maravillas de las cuales nunca habían oído hablar. 

Viendo tantas maravillas, volvieron por la caverna para contarles a los otros. 

Más de una semana de viaje, pasando por los mismos lugares. Al llegar donde estaban los otros miembros de la Tribu, comenzaron a decir: “Gente, si nos vamos por el interior de la caverna, será una semana de viaje, muchos de nosotros podemos no llegar, tenemos que pasar por lugares estrechos y ríos profundos, pero lo que existe allá, vale la pena”. 

Comenzaron a describir las cosas que habían visto. Cuando terminaron el relato, los descreídos dijeron: “Ellos enloquecieron. Algún animal debe haberlos mordido. Todo eso no existe. Alguna cosa en este viaje debe haber pasado que ellos enloquecieron. La vida está aquí”. 

En esta Tribu, la pena para los que enloquecían era la muerte. Y mataron a todos los integrantes del grupo con inquietudes. 

La moraleja de esta historia es que: 

No por el hecho de haber matado al grupo con inquietudes, las bellezas vistas dejaron de existir. Quienes dejaron de conocer, fueron aquellos que no se dispusieron a salir de su oscuridad, aquellos que en realidad no tuvieron el coraje de pasar por la semana de viaje, aquellos que prefirieron la oscuridad y la humedad. 

La palabra crisis en la lengua china, está representada por dos ideogramas: el primero significa peligro, pero el segundo significa oportunidad. Y nuestra oportunidad de cambio es aquí y ahora.