Los avaros atesoran demasiado

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

Libro: Momentos de paz

 

 

“Los avaros atesoran como si hubieran de vivir eternamente, y los pródigos disipan lo mismo que si fuesen a morirse” ( Aristóteles).

Me comentaba una familia pobre y humilde que se sentían totalmente felices con lo que ganaban. No aspiraban nada más que a poder comer cada día y a vivir la vida con la sencillez evangélica.

Si alguna vez les quedaba algo, al final de año lo entregaban a gente más necesitada.
Por el contrario, tú habrás observado cómo la inmensa mayoría de la gente se afana por tener cada día más, aún a costa de su salud física y espiritual.

Cuenta un gurú, maestro de espíritu en la India, que sus monjes viven en la pobreza más estricta para llegar al grado máximo de la perfección.
A base de mucho ejercicio de desprendimiento, logran escalar la cima de la santidad y del equilibrio personales y comunitarios.

La gente de Occidente, rica, que va allá a vivir una temporada con ellos, tardan en adaptarse a no tener frigoríficos, ni bebidas, ni licores en ninguna comida.
Cuando se han habituado a vivir de esta forma, se encuentran felices.

Se dan cuenta de que con la mente abierta y con el corazón desprendido de muchas cosas alcanzan una felicidad que no consiguen en el mundo del consumo. La avaricia que aquí les inculco a todos es que vivan la pobreza en grado extremo. La avaricia es un vicio que acaba con el corazón y con la persona. Vive para tener más. Tú no eres así. Quien trabaja para vivir es más dichoso que quien trabaja para tener más.
¡Vive hoy feliz!