Los Grandes Porqués

Autor: Novello Pederzini

 

 

Cuanto digamos sobre el dolor debe partir de la Revelación, es decir, de la Sagrada Escritura, tal y como es interpretada por la iglesia.

Nos encontramos dentro del misterio mas absoluto; y los misterios se han de aceptar y se ha de creer en ellos no por su evidencia intrínseca, sino por la autoridad de Dios que los revela.

El misterio del dolor es uno de los más profundos e incomprensibles.

Nos desborda, nos desconcierta..., reúne todas las apariencias de la cosa más absurda de este mundo.

Tengamos en cuenta, sin embargo, que misterio y absurdo no son la misma cosa. El misterio es una verdad que supera la razón, pero que no la contradice; mientras que el absurdo es una contradición en los términos y, por lo tanto, algo irracional, un sin sentido.

La Revelación nos enseña que el dolor no es un absurdo, sino un misterio; algo que no logramos comprender porque es superior a nuestra inteligencia; pero que es racional, porque Dios lo conoce, lo permite o lo quiere.

Ningún valor tiene la afirmación del niño que, en su primera toma de contacto con la aritmética, dice que la trigonometría, que aún no conoce y que estudiará pasados muchos años, es una ciencia absurda.

Lo que para él es absurdo no lo es para el profesor, que tiene una inteligencia y una visión superior del problema.

De la misma manera sucede en el campo de la fe. Dios, que todo lo conoce y que es infinitamente superior a nosotros, nos revela verdades que nos trascienden y superan hasta el punto de parecer absurdas, pero que no lo son.

El sabe por qué existen y por qué se desarrollan; El sabe cómo llevar a cabo sus planes sapientísimos e inmensos; El conoce y solamente El, el porqué de la presencia del dolor y del sufrimiento en el mundo.