Lucha diaria

Autor: San Josemaría Escrivá de Balaguer

 

Hemos de convencernos
de que el mayor enemigo de la roca
es el pico o el hacha,
ni el golpe de cualquier otro instrumento,
por contundente que sea:
es ese agua menuda,
que se mete, gota a gota,
entre las grietas de la peña,
hasta arruinar su estructura.

El peligro más fuerte para el cristiano
es despreciar la pelea
en esas escaramuzas,
que calan poco a poco en el alma,
hasta volverla blanda,
quebradiza e indiferente,
insensible a las voces de Dios.