No llores si me Amas

Autor: Padre Pablo Larrán 

Libro: Momentos de Paz

 

Los momentos de la vida del ser humano son muy variados, y desde las más altas cimas de la felicidad se puede descender hasta los más oscuros y tenebrosos abismos de la existencia. Siento el dolor humano de cada día y siento a ese hombre y a esa mujer cuando han perdido a un ser querido. Por eso esta esquina de hoy, no sientas que es la esquina de la plañidera que se une al cortejo fúnebre de tu dolor. ¡Quiero ser esperanza! Que no se basa en la palabra humana, por muy lógica que parezca, ni lúcida o deslucida por la construcción de frases que pueda hacer. Es desde una experiencia de fe en la que te digo: Cristo ha
resucitado. Ya lo sé, tú me dirás, y en el fondo...¿no te das cuenta que me
estás pidiendo lógica humana nada más, cuando tú sabes que la muerte como pregunta trasciende a toda lógica humana?. Y no es sólo la muerte como pregunta, ya que ésta en conversación normal tiene trascendencia, pero no igual a la muerte, la experiencia de dolor que uno siente cuando arrancan una flor de tu jardín. No te pido ahora que entiendas, no te pido que me escuches. Te pido sólo que escuches a tu corazón, que sientas que el amor no es violencia, que el amor no es fraude o mentira, que el amor que compartiste con el ser que se fue, es eternidad. Se muere cuando se olvida. Se muere cuando se deja de amar y tú no puedes dejar de amar a quien ahora lloras.

Por eso, y porque Dios lo ha resucitado, él, tu amor, te esperará a ti en ese lugar maravilloso que es el cielo.

Quiero que sientas ahora la experiencia de un hombre que encontró a Dios a los 30 años, y unos meses después, en el puerto romano de Ostia, perdió a su madre.

Tú sabes que te hablo de San Agustín. Siente lo que dice: No llores si me amas, ¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos!. ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos; los horizontes, los campos y los nuevos senderos que atravieso!. ¡Si por un instante pudieras contemplar como yo, la belleza ante la cual las bellezas palidecen!. ¡Cómo!...¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades? Créeme. Cuando la muerte venga a romper las ligaduras como ha roto las que a mi me encadenaban, cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce, y
tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a verme, sentirás que te sigo amando, que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, ¡feliz!, ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo, que te llevaré de la mano por senderos nuevos de Luz...y de Vida...¡Enjuga tu llanto y no llores si me amas!. San Agustín sintió profundamente a Dios y desde Dios amó a los seres que lo rodearon, por eso tiene profundo sentido lo que él nos dice. Y termino
con aquellas palabras del ángel a las mujeres que fueron a buscar a Jesús al sepulcro: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?. No está aquí, ha resucitado" (Lc.24, 5-6).