No más porque ha nacido

Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD 

 

 

Era una pareja de jóvenes esposos que se acercaron a la Guadalupana para darle gracias por su hijo, no porque estuviese enfermo, sino “no más porque ha nacido”.           

            “Ustedes, los grandes, alegraos de que exista un niño” (Phil Bosman). Un niño es un regalo de Dios, y como regalo se tendría que cuidar, proteger, dar la vida por él, jamás arrebatarle la vida. Pero ante un niño inocente e indefenso el ser humano reacciona con signos de vida y de muerte.

            ¿Valoramos la vida? Precisamente los que más tienen para cuidar y criar a los niños, no los aceptan. En este mundo la vida de un ser humano vale poco. Muchos niños no son bienvenidos; prueba de ello es la cantidad de abortos que se hacen. Muchas mamás han decidido acabar con el hijo en sus mismas entrañas.

            Decía Jesús que Dios no quiere que se pierda ni uno solo de los pequeños (Mt 18,14). Cada familia tiene que poner gran empeño en acoger a los niños, en especial a los más pequeños y débiles.

            No hay nada más grande para unos padres que dar la vida por sus hijos. Esa suerte tuvo Daniel Bussot, niño cubano que salió con sus padres de Cuba acariciando el juguete de la libertad. Unas olas hundieron el barco donde viajaban los tres y sus padres le dieron el único salvavidas al muchacho. Mientras ellos se hundían en lo profundo del mar, Daniel pudo llegar a tierra ayudado por la solidaridad de unos corazones generosos.

            Otra niña fue la única superviviente de un accidente aéreo en Colombia en 1994. Unos pescadores que la recogieron del cieno se apoderaron de su cadena de oro y luego la dejaron a su suerte. !Es increíble que unos seres humanos puedan aprovecharse de la desgracia ajena, robando las cosas de valor y dejando la vida a la intemperie! 

            “Una vida no vale nada, pero nada vale más que una vida” (Andrés Malraux). “Tú nos diste la vida para convivir y nosotros lo llevamos todo a la competencia y a la indeferencia... Nuestro tiempo pasa, Señor. Danos tu tiempo para que podamos vivir. Danos el valor de servir a la vida y no a la muerte. Danos tu futuro a nosotros y a nuestros hijos” (J. Moltmann).