No me di cuenta

Autor:  Padre Michel Quoist

 

No me dí cuenta. Ya pasará. Eso tenía que pasar. No puedo hacer nada. Así son las cosas. Es el destino.

No tienes derecho a hablar así. Nada de cuanto existe y de cuanto te sucede es profano. El guijarro más pequeño, la planta más minúscula, son preciosos, pues Dios está allí presente con su acción. La partícula más pequeña de vida tiene un valor inestimable, pues está llena de todo el Misterio de Cristo.

La importancia del acontecimiento no reside en la extensión y brillo de su superficie humana, sino en su profundidad infinita. Tu pan de cada día, de cada instante es el acontecimiento. En la Eucaristía, Jesús te invita a comulgar con Su propio Cuerpo. En el Evangelio, con Su Palabra. En el acontecimiento, con Su Acción.

Escucha el acontecimiento, te murmurará el deseo del Señor con respecto a tí.
En el acontecimiento, Dios traduce para tí Su Evangelio al idioma de vida. Con tu respuesta al acontecimiento comprometes la felicidad o la desdicha de toda la humanidad. El acontecimiento es llamado de los hombres, seña de los hombres, invitación de los hombres, es llamado de Dios, seña de Dios, invitación de Dios. Con tu mirada al acontecimiento, estás atento a los hombres y a Dios. Con tu presencia en el acontecimiento te vuelves disponible a los hombres y a Dios. Con tu acción en el acontecimiento das a los hombres y a Dios una respuesta de amor en la vida.

Si no estás unido a los hombres y a Cristo de manera muy estrecha, si tu acción no está penetrada de la eficacia infinita de Dios, es porque no comulgas con El en el acontecimiento; y quizás porque ni siquiera ves el "misterio oculto en el acontecimiento".

Para responder a éste como cristiano, debes entrenarte a leer el acontecimiento a la luz de la fe. Sólo el cristiano que posee fe, puede descubrirlo. Aún falta ejercitar esa fe y mostrarse listo para responder a sus exigencias