Primero lo primero

Autor: Hemenegildo Zanuso

 

Juan estaba lavando su auto en la acera, frente a su propia casa. Pasó por ahí como de costumbre, el señor Cura; se detuvo y felicitó a Juan: - ¡Qué bonito se ve tu automóvil! tiene sus años pero lo veo siempre limpio y brillante. - ¡Si supiera usted, señor Cura - comentó Juan- cuánto tiempo y trabajo me cuesta! por lo menos una hora diaria. El señor Cura se puso serio y dijo: - Y para tener limpia y brillante tu alma, Juan ¿cuánto tiempo gastas diariamente? Juan no contestó, pues él casi nunca se da momentos para la intimidad con Dios y la reflexión. Entonces el Cura concluyó: - Juan, francamente yo no quisiera ser tu alma, sino... tu automóvil.

Pregunta Jesús: "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo, si se pierde a sí mismo?" (Mt 16, 26)