¡Que tu Palabra nos anime!

Autor: Marcelo A. Murúa

 



Señor,
que tu Palabra viva
ilumine nuestras vidas
para descubrir las señales del Reino.

Ayúdanos a discernir
por dónde pasan los caminos
que conducen, hoy,
al seguimiento de Jesús.

Enséñanos a descubrirte
en la realidad que vivimos,
en la historia de estos días.

Cambia nuestra mirada
para que seamos capaces
de encontrarte
y de aceptar los desafíos
de encarnar tu mensaje
en nuestra sociedad.

Que tu Palabra no calle, Señor,
que nos dé fuerzas
para denunciar lo que no es Reino
y anunciar con la vida, la voz
y los gestos concretos
el mundo nuevo por el cual
diste tu vida
para la Vida de todos.

Que no leamos la Biblia
como un libro más,
sin conmovernos con tus propuestas,
sin corresponder a tu llamado,
sin convertirnos y cambiar de vida.

Que tu Espíritu nos anime,
Padre Bueno,
a dar el paso.
A vivir según la propuesta
que nos enseña la Biblia,
sin acomodarla a nuestras intenciones,
sin diluir toda su fuerza transformadora.

Anímanos a dejarnos conducir
por el espíritu que nace de tu Palabra.
Que tus palabras estén en nuestra boca,
que nuestros compromisos
revelen tu Causa,
que nuestras obras y nuestras actitudes
transmitan con fidelidad
tu Buena Noticia. 

Inspira a nuestras comunidades,
dales fuerzas nuevas,
despierta nuevas vocaciones de servicio,
ayúdalas a ser
misioneras de la Palabra
y constructoras del Reino.

Que tu Palabra,
leída, diariamente,
meditada, en comunidad,
rezada, con pasión,
contemplada, en la vida,
nos impulse a vivir
como auténticos discípulos.

Caminando con Jesús
tras la utopía del Evangelio,
hecha realidad en marcha,
en las pequeñas semillas de esperanza
que nacen, día a día,
fruto de la Palabra,
que, como dice Isaías,
empapa la tierra
y la fecunda,
para hacer viva la voluntad de Dios.