Reflexión en una Playa

Autor: Hermano Julio Corazao, SM

 

La vida es nada menos que la existencia en Dios.
Caminar, correr, comer, respirar...no significa VIDA con V mayúscula. Cuando escuches a Dios invitándote a vivir, es decir a participar de su vida...sigue su llamada. Sigue esa llamada a vivir plenamente...pero antes quiero que sepas lo que ello implica.
El camino de la verdadera vida es duro y difícil; porque así como hay alegrías y eres feliz y aclamado por todos por un día, así también, por seguir la VIDA, serás crucificado...es ahí, en esa crucifixión, donde tienen sentido las palabras de Cristo: FELICES LOS POBRES, FELICES CUANDO OS CALUMNIEN, FELICES
CUANDO OS INSULTEN EN TODA FORMA, A CAUSA DE MI...porque recibirán una gran recompensa en el cielo. (Mt. 5).
El sentido de la vida, que tiene penas y alegrías nunca lo traiciones: es
traicionar a la vida buscar sólo la paz y la alegría cuando para ello hay que sacrificar la verdad...entonces te estás engañando...tendrás una vida mediocre: reirás, pero no con toda tu risa...llorarás, pero no con todas tus lágrimas.
Qué hermoso es reír con toda la risa...llorar con todas las lágrimas...qué
hermoso es hacer tanto bien...amar tanto...tratando de imitar la entrega total de Cristo...para luego ser crucificado por esa gente...
Y, sin embargo, tal es la vida...ama, busca la verdad, busca a Dios, Él te dará la recompensa...la gente, sólo puede quitarte la vida corporal...
En la vida no puedes ser únicamente materialista...tienes que ser
espiritual...El amor es dar. Muchas veces da quien tiene menos. Tienes que ser capaz de transformar simples sueños en deseos, transformar deseos en esperanzas, transformar esperanzas en realidades. Tienes que soñar el sueño imposible...tienes que alcanzar la estrella inalcanzable...tienes que superar la marca insuperable.
Recordemos que es fácil amar en un mundo en el que existe el amor; lo difícil es amar en un mundo malo, lleno de fallas, injusticias, inmoralidades...Pero Dios:
"...hace nacer su sol sobre buenos y malos"...y si le amamos a El tenemos que imitarlo.
Sólo en el contexto de una vida que sabe experimentar felicidad y tristeza, que se da a los demás es que el amor cristiano tiene sentido.
Y es por ello, que un grupo de cristianos nos encontramos reunidos en esta casa, en esta playa, para que juntos con Cristo oremos...y que nuestra oración no se limite a simples palabras ahora, sino que también se produzca un cambio real en nuestras vidas...un cambio para vivir la vida verdadera...un cambio para empezar a amar...a Dios...a los seres humanos.